Cuando nos pica alguna parte del cuerpo, la reacción instintiva de cualquier ser humano es rascarse.
El rascarte la zona dónde está la picazón da placer, pero ese placer lleva consigo que cuando dejas de rascarte, pica con mayor intensidad! Entonces, se genera un círculo vicioso.
El placer dura sólo el tiempo que dura rascarte, pero es sabido que después, viene el dolor. Es ahí donde entra en juego la censura. Por instinto uno tiende a rascarse, pero al pasar por tu cabeza ese impulso, debes discernir si realmente querés disfrutar ese goce que va a traer después, inevitablemente, el dolor.
Es así que nos hacemos fuertes, en el momento en que más allá de tener muchas ganas de rascarnos y saber que eso nos va a traer felicidad, decidimos no hacerlo, por el simple hecho de conocer lo que viene luego.
Excelente metáfora. Salu2!
ResponderEliminaro, en algunos casos, optar por ese placer, aunque sea por un instante, y disfrutarlo a tal punto de que el dolor que viene después, valga la pena.
ResponderEliminarcuando pica y pica y no sabes que buano está rascarse, es cuando te apreta la media,
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