martes, 30 de marzo de 2010

Carrito II - Picantina para principiantes


Continuamos con esta historia inconclusa de los sabores en los carritos. Momento mágico de decisión e indecisión. La presión del "carritero" y los demás comensales. La duda es inadmisible. La elección debe ser certera y para ello, seguimos con "Dime qué pides o que gusto eres y te diré quién eres o cómo eres respectivamente".

8. Morrón

Poco para decir de este jugador. Un clásico. Una hamburga sin morrón es como el Mago Ariel sin los perros violetas, no es lo mismo. Por más que su presencia no es notable, suman, arriman unos porotos, le dan un toque de color y dulzura al asunto.

9. Aceitunas

La aceituna es ese aderezo chico pero con gran repercusión, el enano con terrible cacho de corazón, más allá de su pequeño tamaño y la baja cantidad en que son agregadas, dicen presente, sobre todo en los bocados del medio. Su nivel de salinidad depende del proveedor. No falta oportunidad en que uno le pega un mordizco a la hamburguesa y queda con la cara haciendo chilenas. Eso por qué? Porqué agarramos una aceituna de las saladas, de las propias, y se genera una mezcla de amor-odio con la oliva, dan ganas de meter otro bocado y sentir eso nuevamente, es como cuando nuestra nariz percibe un olor desagradable, la acción inmediata posterior es pegar otra olida para decir con propiedad "AHHH PERO QUE OLOR LA REP#$@#$&#&/·@!".

De todos modos no se puede negar que es un infaltable en la selección. Son pocos los que no la piden, gente rara, pero que los hay, los hay. La mayoría la pedimos sin parar un segundo a hacer la evaluación de lo que estamos haciendo y está bien que así sea. Un sabor que ya está instalado en el sentir popular.

10. Picantina

Fue en noches de comensales, que escuchamos al pasar por 18 y Martín C. Martínez, la pregunta de aquel pibe: Qué mierda es la picantina bo?

Alguien lo sabe? El dueño del carrito lo sabe? El que te despacha? Lo dudo. Yo creo que nadie sabe exactamente qué es, pero de todas maneras es un clásico escuchar picantina en los pedidos. Yo no lo practico, pero es algo que vengo observando hace rato, es más, me causa gracia el término "picantina"...

Una lástima no tener la experiencia necesaria en el tema como para explayarse más, pero sería un atrevimiento hablar sin saber, sin sentir la picantina, se aceptan aportes en este ítem.

11. Salsas convencionales

Es una obviedad, pero vamos a aclarar igual que nos estamos refiriendo a la mayonesa, ketchup y mostaza.

Cualquiera de los tres son una buena opción y sus combinaciones son muy buenas también. No hay que irse de mambo igual. La cantidad dosificada en la hamburguesa es clave para el desarrollo de la ingesta. O sea, si nos quedamos cortos de salsas perdemos el efecto lubricante que aportan y corremos el riesgo de que los bocados estén secos de más, como bocanada de talco. Pero si nos vamos para el otro lado, todo se vuelve un caos y es imposible mantener la hamburguesa en línea y con todo en su lugar. Todo lo que escogimos con esmero se pierde y termina en la bolsa y hay que comerlo de ahí...un embole!

Como dice el dicho: besa que besa la mayonesa, maza que maza con la mostaza y ketchup...cuak!

12. Choclo y arvejas

Esta extraña pareja de aditivos me hace cuestionar a la gente. Qué le pasa a la gente? Cómo se le puede ocurrir a alguien sensato mandar choclo y arvejas para adentro de los panes? Quién es el mentor de tal atrocidad?

Yo soy de la idea de que el único lugar donde juegan las arvejas es en la ensalada rusa y capaz, medio a prepo, en alguna salsa. Definitivamente no en la hamburguesa.

Con el choclo me pasa algo parecido y hasta más drástico, no lo concibo de otra forma que no sea en la playa con manteca y sal. Todo lo demás no corre. Aparte el choclo tiene mil problemas. En la ingesta te decora todo el teclado y te deja luchando por varias horas con los remanentes entre los dientes y muelas. A la salida pasa a ser el componente fundamental de los muchachos, salen los famosos turrones crocantes.

En conclusión, habría que abolir la presencia de este par en las vitrinas de sabores de los carritos.

13. Huevo duro

Sin dudas otro de los personajes infaltables en la hamburga. La combinación inconsciente de la clara y la yema es una magia de cuento de hadas, son como dos gustos en uno sin saberlo, una combinación espectacular. El sabor es superlativo.

Por un lado, la clara aporta sabor y textura. El sabor, a veces, raya lo desagradable, capaz por que se repite en el after, pero suma y suma. Y bueno...la textura es una belleza, incluso mejor que la de los hongos, una delicadeza.

La yema también suma en sabor, pero su principal aporte es en su rol unificador. Si señores! La yema juega un papel fundamental a la hora de interactuar con los demás aditivos. Es generadora de una especie de pasta junto con las salsas y los demás ingredientes que aportan líquidos al bocado que adquiere un sabor único.

Insisto, que no falte huevo en la hamburguesa, vital.

14. Lechuga y tomate

La lechuga y el tomate son la combinación más aburrida de sabores, son como la crema y chocolate de los helados en la heladería, pero eso corre en el caso en que sólo se pongan esos dos. En caso de ser la base para recibir a todos los demás aditivos, comparto que no pueden faltar. Si los panes son el colchón, la lechuga y el tomate son las sábanas de abajo.

A veces el tomate puede generar una base no muy firme para recibir cosas arriba, por ejemplo el huevo duro, la clara se te resbala y termina en la bolsa. Aquí es muy importante la pericia del despachador del carrito para colocar los diferentes aditivos. Desconfíen de aquellos que van agregando a medida que nosotros le decimos. La clave está en que sepa todos los aditivos, procesar bien la información y recién ahí disponerlos en su lugar, con el orden totalmente cuidado, si no, es un chanta.


Por acá concluye esta guía práctica. Espero les sea útil.

Buen provecho!

jueves, 11 de marzo de 2010

Carrito I - Introducción y algunos sabores


Hay momentos en la vida en que a uno se le plantean varias opciones, varios caminos, y uno tiene que elegir. Esa elección va a desencadenar un montón de sucesos y va, de alguna manera, a descartar otros. Uno de esos momentos claves en la vida se da cuando vamos por la calle con un hambre de fantasma viejo y decidimos parar en frente a un carrito.

Esa no es la decisión más jodida igual. La verdadera encrucijada se presenta cuando el loco del carrito te hace la pregunta: Qué le ponéeeeeee???

Ahí, parado en frente a miles de opciones, los gustos y las salsas desfilan por delante de nuestros ojos ofreciéndose, mostrándose, y es imposible no dudar. Por eso, este humilde servidor, en las líneas siguientes intentará brindar una ayuda a la comunidad para facilitar esta difícil tarea.

Esta es la primera entrega de "Dime qué pides o que gusto eres y te diré quién eres o cómo eres respectivamente"

1. Jamón y muzzarela

Amantes de las ricuras, del color, de lo distinto. La hamburguesa no es lo mismo sin esta pareja de aditivos que le dan ese toque de sabor y textura. La diferencia en precio es ínfima y la relación costo-beneficio sirve...como sirve!!! Cuando alguien pide "dame una común" los mirás con cara de "te faltaaaaaaaaa" y en algunos casos le pagás la diferencia y le decís "el jamón y muzzarela corren por mi cuenta" mientras le das unas palmadas en la espalda.

2. Ajo y perejil

Un dúo misterioso sin dudas, con un aspecto que no dice nada, no se regala, te mira desafiante con esa textura áspera y esos colores mate que no provocan deseo de consumo. De todas formas tiene su público, que firme y decidido lo solicita. Un sabor que se siente pero no opaca, sin dudas no es la vedette del bocado pero dice presente desde lo bajo. Un sabor laburante.

3. Panceta

En el reino de los carritos la panceta es la reina, casi una deidad. Un sabor que te lleva a darle un abrazo a San Pedro en cada bocado. Un placer casi orgásmico...bueno...ahí, pero se entiende, no? Su presencia en la hamburguesa debería decretarse obligatoria. No puede faltar. Va más allá de todo. Un aplauso para la panceta!! Se lleva muy bien con el huevo frito, pero no es el momento de él, ahora estamos con ella...salve la panceta!

4. Cebolla

Estamos en un mundo polarizado, verdad? Y como tal, hay gente a la que le gusta la cebolla y hay gente a la que no. Dentro de la gente que si gusta de la cebolla, también hay dos tipos de persona cuando se paran enfrente al carrito: los que comen la cebolla como viene y los que la prefieren frita. Así que vamos a analizar ambos casos...

La cebolla pura está salada. Es un arma de doble filo que hay que saber controlar. La tipa sabe que le da tremendo color al bocado, esa acidez disfrutable en cada mordida. También sabe que "vuelve", te acompaña por varias horas luego de la ingesta, te pone un cartel de "PROHIBIDOS LOS BESOS" y ni hablar de hablar de cerca no...charlamos, pero de lejos nomás. Mucha actitud la cebolla pura, un gusto recio que te mira de pesada y te dice: "qué pasa? No te dan los huevitos, blandito".

Con la cebolla frita tengo problemas...la cebolla frita no es cebolla loco! Es otra cosa, agarra como un sabor dulzón, o sea, NO ES CEBOLLA, me da hasta rabia, es un gusto cagón, y, sin ánimos de ofender, cagones los que la piden (mucho más si piden que se la friten en el momento). Si te gusta la cebolla, te gusta como viene de fábrica, dejate de frituras! No aporta nada en absoluto, pasa totalmente desapercibida, queda opacada por cualquier otro sabor, es como ponerle papel picado a la hamburguesa. De todos modos, quiebro una lanza por ella porque en el fondo, muy en el fondo, todavía es cebolla, una cebolla devenida en algo insulso, de la gloria al vacío en una pasada de plancha.

5. Hongos

Si esto fueran las cartas MATCH 4 de autos, donde los autos competían de acuerdo a sus diferentes atributos, no tengo dudas que los hongos tendrían el máximo en la categoría textura. Están para eso, uno se come un bocado de hongos y no se deleita con el sabor, es algo muy suave que sabemos que va a quedar opacado por los otros gustos de más porte. Pero esa suavidad a la mordida, aaaaahhhh, un placer, no ofrece resistencia a la mordida, pero está ahí, es un mimo que nos hace la hamburguesa, las paletas pasan, los reconocen, los saludan y siguen con el goce de haber pasado por ahí. Un aditivo que no debe faltar, la ternura hecha sabor. El aspecto no es llamativo, es verdad, pero son inofensivos. Ponele ternura a tu hamburguesa.

6. Pickles y catalanes

Entramos en un terreno escabroso. Un gusto que se impone, decora la vidriera y la hamburguesa, sabe que sale, se destaca por su colorido, es un payaso en un velorio. La gente los encara, los mira y piensa en ese picante, piensa "ese coliflor blanco fosforescente no puede estar bien" o "qué vegetal será ese?". También piensa en los pro y los contras. Son un deleite al paladar si somos amigos de lo fuerte, de lo picante, pero una realidad que no hay que olvidar es que esos muchachos en algún momento "salen", y como salen! Es una evaluación que hay que hacer mientras esperamos que nos atiendan, el angelito y el diablito, la lechuga y el catalán picante, la decición no es fácil. Un sabor gallardo y mutante.

7. Pepinos avinagrados

Acá es cuando nos ponemos de pie para leer o escribir dependiendo el caso. Cuando escucho pepinos avinagrados se me pone la piel de gallina, un escalofrío me recorre la espalda, siento que las demás palabras y sonidos pasan a un segundo plano y todo se vuelve difuso. Somos los pepinos, el loco del carrito y yo, nada más.

Un sabor que no está en todos los carritos, sólo lo encontramos en los lugares más selectos del condado, una figurita difícil de encontrar. De los sabores más temerarios, si no es el MÁS TEMERARIO, la última vez que estuvimos frente a frente me ganó, no toleré su presión, no lo pedí...hay que tenerlas bien puestas para agregarlo en la hamburguesa. Es para gente que no tiene nada que perder.

Si uno lo piensa un instante ni en pedo pone esos pseudovegetales en su bocado. No se sabe de donde vienen. Pueden hacerlos en un campo de trabajo forzado en la Guyana Francesa, los hace la abuela del dueño del carro, quién carajo produce ESO? No se sabe su origen, pero si su destino es entre tus panes, sin dudas el viaje es sin retorno, un sabor dominante, ácido, con mucha repetición en el after, al fin y al cabo un vicio. No los consuman sin la supervisión de un adulto responsable o con alguien que ya los haya comido antes, no es para principiantes.


No se pierdan la próxima edición de "Dime qué pides o que gusto eres y te diré quién eres o cómo eres respectivamente"...próximamente en los mejores blogs de la vuelta...y en ElTíoJacobo...