domingo, 4 de octubre de 2009

¿Qué querés ser cuando seas barrio?

La tarde estaba divina. La cuadra de casa es la clásica postal del Cordón del lado sur de dieciocho; casas viejas, alguna reciclada, árboles a los costados y vecinos haciendo puerta.

Estábamos con Walter tomando unos mates y charlando de la vida sentados en el cordón. En la vereda de enfrente hay un contenedor de basura con algunos grafitis, siempre exactamente en el mismo lugar. Nos llamaba la atención que nunca habíamos visto al camión de basura vaciarlo, pavadas que a uno se le ocurren en esos momentos.

El mate hace rato se había cambiado por cerveza y el sol estaba jugando los descuentos cuando escuchamos una música que no sabíamos de donde venía...todo indicaba que salía del contenedor. Nos reímos de la hipótesis, pero de a poco se empezó a volver la única opción. Medio en broma, medio en serio nos paramos y enfilamos para ver si salía de ahí. Unos pasos antes de llegar y con la mano pronta para levantar la manija, el contenedor se abrió, la música se hizo mucho más fuerte, pero no se llegaba a ver que había adentro, una nube de humo lo impedía.

Cuando la nube se esfumó, vimos como terminaba de salir un veterano de adentro del contenedor. Pelado, lentes negros, camisa abierta hasta el ombligo, collar de flores tipo cotillón, bermuda clarita hasta las rodillas y descalzo. Cerró el contenedor y la música se volvió casi imperceptible, nos hizo una reverencia con la botella de vino que tenía en una de las manos y se fue caminando por la bajada.

Miramos a los costados, pero parecía que nadie se había percatado de la escena. Nos acercamos un poco más al contenedor, nos miramos y volvimos hacia el cordón donde estábamos sentados. El veterano se perdía a lo lejos.

- Es linda esta cuadra, eh?
- Salado


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