No aguantó su propio peso
y cayó.
La presión alrededor,
la tristeza, el remordimiento.
Esa infame decisión
que separó nuestras vidas.
No respondías mis señales,
nada fue como antes.
El dolor se hizo llanto,
del llanto a la rabia,
y de nuevo al dolor.
Pasó mucho tiempo,
ya nada se puede hacer.
Te perdí para siempre
y no fue por vos,
ni por mi.